5 motivos para creer que Jesús era cervecero


por Vicente Álvarez de Haro
Nota: Este episodio no pretende generar ningún tipo de conflicto contra ninguna Iglesia.
Jesús bebió vino y otras bebidas fermentadas
Según los Evangelios, Jesús compartió pan y vino en la última cena; y es altamente probable de que así fuera, pero no se puede descartar en absoluto la posibilidad de que bebiera, además, cerveza o cualquier otra bebida fermentada.
El vino, y no la cerveza, tiene un significado teológico para los cristianos. Es el símbolo de la sangre de Jesús derramada como sacrificio para el perdón de los pecados. En la liturgia se rememora este hecho, pero este recuerdo no fue inmediato. Fue introducido, decadas después, en las primeras comunidades cristianas con la Eucaristía por Pablo de Tarso.
Pablo no estuvo presente en la última cena, no convivió con Jesús; pero fue el primero en escribir sobre él. Primero fue pablo y décadas después llegaron los textos de los cuatro evangelistas.
¿No podría ser que, por el significado teológico del vino, mencionasen sólo al vino aun habiendo cerveza sobre la mesa?
La cerveza en la Biblia
En tiempos bíblicos no era extraño el consumo de cerveza, además de otros fermentados de frutos. La Biblia no menciona muchas bebidas alcohólicas y en la actualidad no aparece la palabra “cerveza” en ningún libro; no así en traducciones anteriores. En concreto la Biblia mencionaba específicamente a la cerveza más de 20 veces, pero a partir de 1960 se cambió la traducción y eliminaron cualquier referencia a la cerveza. Entonces es probable que allí donde digan licor, bebida fuerte o jugo se estén refiriendo a otra cosa diferente del vino; y puede ser que, por esa peculiar interpretación de las palabras, se haya perpetuado un error durante siglos. No sólo por qué bebía Jesús y sus apóstoles sino cuándo ocurrió la última cena. No se sabe si fue la cena de celebración de la pascua judía, como indican los evangelios sinópticos; o una reunión de despedida un día antes de la Pascua, como indica el Evangelio de San Juan. Hay una teoría que dice que hay una mala interpretación de los datos que ofrecen los Evangelios por desconocimiento y falta de familiaridad con determinadas terminologías. Es decir, error de traducción e interpretación. Y éste es el primero de los cuatro motivos por los que Jesús, probablemente, bebía cerveza.
5 motivos por los que Jesús de Nazaret bebía cerveza

1. Error de traducción e interpretación
La lengua original de Jesús era el arameo; pero ninguno de los evangelios se ha escrito en esa lengua. Todos están en griego. Como sabemos, una lengua es una forma de entender el mundo, y en el mundo clásico se celebraba con vino. ¿Puede haber influido el lenguaje, que se escriba en griego, en la transmisión de los hechos? Claro que sí. Pero mucho más allá, que los evangelios estén escritos en griego y no en arameo hace que jamás estemos seguros de si las palabras que pronunció Jesús hayan sido exactamente así, que su significado no haya variado por la traducción.

2. Ausencia de crónica documental
Los evangelios se escribieron décadas después de la muerte de Jesús, no son una crónica directa de la vida de Jesús sino el relato, tiempo después, de unos hechos teologizados, ya con Pablo de Tarso fidelizando comunidades y, por lo tanto, con un claro objetivo evangelizador. No se ha encontrado ninguna obra original, manuscrito, de los evangelios sino copias de copias de copias. Lo que nos ha llegado de los relatos de Marcos, Mateo, Lucas y Juan son reproducciones de más de 5.000 copias de esos textos. ¿Te imaginas la fotocopia de un texto que ha sido fotocopiado 5000 veces? Seguro que habrá frases ininteligibles que den espacio suficiente para completarlo influido por una perspectiva, lenguaje y cultura diferente a la que vivió el Jesús histórico, al arameo, con las tradiciones judaicas. Sería fácil llegar a interpretar las palabras con un significado diferente al original.

3. La cerveza era la bebida habitual de Oriente Medio
Sabemos que la cerveza era la bebida mayoritaria de todo Oriente Medio debido a los campos de cereal. La arqueología demuestra que allí donde había cultivo de cereal hay restos de bebidas fermentadas de esos cereales. En Jordania, Egipto, Israel o Palestina crecían cereales salvajes como la cebada o el trigo, así que cuando se desarrolló la agricultura eran esos cereales los que usaban como alimento. A nivel geopolítico, los recursos que tenía la región eran los cultivos de cereal; y eran esos cererales los que les abrió la puerta al comercio. Vendían cebada y trigo a otras comunidades.

4. El vino era la bebida de las élites locales
El vino no es originario de Oriente Medio. Fue introducido por los griegos y romanos muy pocos años antes del nacimiento de Jesús. En Grecia y Roma crecían más fácilmente las viñas que los cereales, lo que les convertía en regiones vitivinícolas, no así Oriente Medio. Acceder al vino en época de Jesús era complicado para el pueblo judío dominado por el Imperio Romano. El vino estaba destinado únicamente a gobernantes y élites locales colaboracionistas con los dominadores. Jesús y sus discípulos, aunque no repudiaban a Roma, tampoco la aceptaban. De hecho, la condena de Jesús fue buscadamente política, le crucificaron por sedición, por atentar contra el orden romano, por nombrarse rey de los judíos. En este punto, que Jesús bebiese vino, una bebida importada por los opresores de Israel, parece incoherente.

5. Prejuicios históricos contra la cerveza
El motivo de que la cerveza no sea mencionada como bebida habitual de Jesús ayuda a reforzar su deidad. Simplificando la vida de Jesús y reduciéndola a un argumento literario encontramos la historia del viaje del héroe, el elegido, el Mesías. Ya aparece desde Moisés y empapa toda la literatura medieval hasta Supermán, La Guerra de las Galaxias o incluso Harry Potter. En la literatura medieval los caballeros, los señores, los elegidos son ejemplo de unos valores bastante puros que no casan con el alcohol, mucho menos con la cerveza. De hecho ni los villanos, que no poseen esos valores, son dados a la cerveza. Es altamente probable que las élites intelectuales de la época borrasen a propósito las menciones de la cerveza en los libros por estos prejuicios todavía vigentes. Pensad que la cerveza se ha dibujado como la bebida de los bárbaros, de la gente extraña, incívica, innoble, inculta. El vino siempre ha sido una bebida más sofisticada. Es entendible que un Dios beba vino y no cerveza. Este prejuicio llega hasta nuestros días.
En la última cena, Jesús ofreció a sus apóstoles el cáliz de su sangre. Tenía que ser vino y altamente probable que fuera vino; pero no quita que, a esa cena, como en tantas otras ocasiones, María Magdalena llevase un poco de la cerveza que elaboraba en su casa, esa que tanto les gustaba beber a Jesús y sus apóstoles.
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